De sobra son conocidos los efectos negativos para los pulmones y la salud general del consumo, incluso en pequeñas cantidades, de esta sustancia tan nociva. Sin embargo, el perjuicio que ocasiona en nuestra boca, a pesar de estar avalado por multitud de estudios, aún es un gran desconocido para un alto porcentaje de la población.
Como primera y más importante aclaración remarcar que, junto al alcohol, el tabaco es el principal causante del cáncer oral.
Los más de cuatro mil constituyentes farmacológicamente tóxicos, mutagénicos y carcinogénicos del humo de los cigarrillos sumados al calor inducido al fumar, provocan multitud de efectos negativos sobre los tejidos de la cavidad oral. A parte del ya mencionado cáncer oral, los mayores niveles de bacterias patógenas en el periodonto y la disminución de las defensas de la encía debido al menor aporte sanguíneo se asocian con un aumento importante en la susceptibilidad a padecer infecciones periodontales.
Los fumadores tienen el triple de riesgo de padecer periodontitis y de que esta sea más agresiva, la tasa de fracaso en los implantes dentales se multiplica por dos y la respuesta a los tratamientos periodontales, tanto básicos como avanzados, puede ser hasta un cincuenta por ciento menor.
La buena noticia es que, al abandonar el tabaco, los beneficios sobre la encía y el periodonto en general se pueden observar de manera casi inmediata.
“El noventa y nueve por ciento de los fracasos proviene de gente que tiene el hábito de ponerse excusas” (George W. Carver)